El capitán Castillo Valencia, con ocho años de experiencia en la aviación y dos con Viva Aerobús, enfrentó una situación crítica al tener que aterrizar en una pista corta a 300 km/h y con más de 70 toneladas de peso.
Su habilidad para mantener la calma y tomar decisiones rápidas fue fundamental para evitar lo que pudo haber sido una tragedia aérea.
Tras el aterrizaje, los pasajeros fueron trasladados a la Sala de Última Espera (SUE) del aeropuerto habanero, donde se les ofrecieron alimentos y asistencia mientras aguardaban su traslado a Mérida.El capitán Castillo Valencia ha sido aclamado como un héroe nacional.
En redes sociales, los pasajeros y sus familiares expresaron su gratitud hacia él, destacando su valentía y profesionalismo.
Desde Ciudad del Carmen, su comunidad natal, se han organizado misas y actos de reconocimiento en su honor.
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