A lo lejos del camino de terracería se adivina una silueta humana. El conductor de una camioneta que pasa por ahí capta en video la escena desoladora en la frontera al este de la ciudad de Río Grande, Texas, con una cámara que parece estar a la altura de su pecho.
A medida que el vehículo avanza se revela la figura de un niño que camina solo en medio del desierto. El día está nublado y los limpiaparabrisas de la camioneta están encendidos. El agente de la Patrulla Fronteriza orilla la camioneta y desciende tras hacer un alto total.
Un niño de piel morena y cabello negro sale a su encuentro. Su estatura no rebasa el pecho del agente, cuya cámara corporal queda a la altura de unos ojos castaños hinchados por el llanto.
-“¿Me puede ayudar?”, implora el menor mientras camina hacia el hombre.
-“¿Eh?”, dice el agente, quien no parece alcanzar a escucharlo.
-“¿Me puede ayudar?”, repite el niño.
-“¿Qué pasó?”, responde el agente.
-“Es que yo venía con un grupo de personas y me dejaron botado y no sé dónde están”, explica el niño sin poder contener las lágrimas.
El video fue compartido por el jefe de la Patrulla Fronteriza en el Valle del río Grande, Brian Hastings, según informó el agente dijo que el menor, de 10 años, fue encontrado solo el pasado 1 de abril. Se quedó dormido y su grupo lo abandonó.
Viajaba con unas 80 personas, sin padres, aseguró Hastings al medio citado. Llevaba cuatro horas caminando solo.
El incidente se produce en un momento en el que la Administración Biden enfrenta dificultades para poder albergar y procesar el aumento en la llegada de migrantes a la frontera suroeste, en particular de los menores no acompañados, a quienes ha decidido no devolver a México de manera expedita.
Más de 18,500 niños que viajaban solos fueron interceptados por la Patrulla Fronteriza tan solo en el mes de marzo, un número récord en la frontera.
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